
Sobre el coche completamente abollado se encontraba Evelyn McHale. A pesar de la violencia del impacto, parecía como si el sueño la habría encontrado ya arreglada antes de salir a una fiesta y se hubiera quedado dormida con el maquillaje aun fresco en el rostro. Iba vestida con falda corta, una blusa, chaqueta y unos guantes claros de piel. Sus pies descalzos eran lo único que revelaban la violencia de la caída.
En una nota había dejado escrito ‘Él está mucho mejor sin mi … no sería una buena mujer para nadie’. Detrás de sus palabras se encontraba su historia y sus motivos, y aquellos que la llorarían o descubrirían sorprendidos y dolidos su partida. Un detective encontraría después un saco gris, su cartera con unos cuantos dolares, esta nota y un estuche de maquillaje lleno de las fotos de su familia.
Pero para el resto solo nos queda su fotografía. Una muerte violenta y dolorosa, una tragedia. Pero la imagen nos muestra algo diferente, la serenidad de una muerte que no revela el sufrimiento que la rodeó. Un suicidio hermoso, y por eso mismo más cruel y doloroso que muchas otras fotografías de muerte.