sábado, 12 de junio de 2010

UN RELATO NOCTURNO, LA DESAPARECIDA.


Cuando era pequeño solía quedarme en casa de mis abuelos, era una zona de los altos de Vilaflor, un pueblo mas metido en la zona de pinos y bosque que de la parte marítima de la isla. Su casa estaba aislada en un barranquillo llamado "las luces", según mi abuelo los viejos del pueblo lo llamaban así en honor a los difuntos; aquellos familiares que fallecian por una causa inesperada, por un accidente u otro motivo que no fuera una enfermedad, y que debido al sufrimiento de sus familias sus almas quedaban para siempre cerca de las casa y que se reflejaban desde lo lejos como luces, vamos la típica historia de almas en pena por los barrancos que plagaban la geografía canaria.

La casa de mis abuelos era muy antigua, pertenecía a mis tatarabuelos hecha de barro y piedra con unos techos de madera, que por la altura de las habitaciones no podías ver con las luces apagadas, incluso con la luz de la luna.

La ultima noche que dormí allí, me acosté muy temprano, mi abuelo recibió una llamada que lo puso inquieto, cuchicheo con mi abuela y me pidieron que me acostara, que tenían que salir y no tenían a nadie con quien dejarme, yo con mis 13 años recién cumplidos me veía con valor para eso y mas, así que acepte sin dudarlo un segundo, diez minutos después de irse ellos mi valor y coraje se fueron diluyendo hasta convertirse en pura cobardia infantil. Decidí irme a dormir rápido, pensé, que cuanto antes me quedara frito antes seria de día y mis abuelos ya habrían llegado, así que me puse el pijama y me fui derecho a mi habitación.

Allí con todo apagado, sin un solo ruido a eso de las dos de la mañana abrí los ojos un momento, pensé que mi abuelo ya había llegado y venia a darme las buenas noches, mire al fondo del dormitorio y una sombra oscura me miraba fijamente desde la puerta, lo llame por su nombre y aquella sombra no contestaba, al intentar encender la luz no encontraba el interruptor, era lógico, no dormía allí si no una vez al año, y no recordaba bien donde estaba, solo logré ver sus ojos abiertos mirando fijamente, cuando al fin encendí la luz. Allí no había nada, absolutamente nada, nervioso me volví a acostar, pero esta vez deje una pequeña lampara encendida, y me dispuse a dormir de nuevo, a fin de cuentas yo solía tener problemas de sonambulismo y seguramente lo había soñado.

A la hora mas o menos, volví a notar algo en mi habitación pero esta vez al girarme vi la misma sombra pero al lado mismo de mi cama, por los pies, la lampara estaba apagada y solo la luz de la ventana daba forma a aquella "sombra". Aterrado, paralizado diría yo, vi como la figura empezaba a contraerse, aquella cosa se arrastraba flotando a unos centrimetros, dibujando una especie de forma humana que camina de cuatro patas, cerré los ojos a medida que se acercaba a mi, no podía hacer absolutamente nada, estaba solo y la mancha negra estaba practicamente encima mio, note un frio que me recorrió todo el cuerpo, abrí los ojos y mi mirada quedo frente a frente a la suya, volví a cerrarlos y note un aire en mis oídos, como un susurro entendí claramente cuatro palabras "junto a la cruz" y desapareció en una luz que ilumino todo mi dormitorio.

Cuando mis abuelos llegaron yo estaba encerrado en baño, temblaba y al preguntarme que me habia pasado, les conte todo con pelos y señales.Mis abuelos se miraron al escuchar la parte final de mi relato, justo cuando les recite las cuatro palabras que aquel "ente" me habia susurrado al oido, les pregunte que ocurria y no querian contarme nada, pero insistí, al parecer la llamada que recibieron era de una vecina que llevaba horas buscando a su hermana, habia salido a tirar la basura y no habia vuelto, pasaron la noche buscando a la mujer hasta que alguien decidio ir a mirar al cementerio, su hija habia fallecido hacia poco tiempo atropellada y solia ir a ponerle flores, al llegar al sitio, la imagen era horrible, la mujer desaparecida estaba junto a la cruz de la niña tirada, habia sufrido tanto por la perdida que su corazon no pudo soportarlo y fallecio, habian pasado mas de medio dia de la muerte.

¿quien era? no lo se, quizas su hija al ver el cuerpo de su mama tirado, la propia madre que lloraba desolada sobre su tumba, la verdad no lo se, yo solo se; que no volvi a quedarme en casa de mis abuelos, y las visitas eran de un cafe y marchar rapido.


By El patan.

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